sábado, 17 de abril de 2010
miércoles, 14 de abril de 2010
Edward Weston

Desde hace algún tiempo, he tenido contacto con las fotografías de Edward Weston y he notado cierta tendencia simplista que encuadra la obra de Weston dentro de lo que en pintura se conoce como abstracción, es decir, la representación de una imagen que no posea un referente real. No entraré en la discusión de si la fotografía toma adecuadamente o no términos de otros ámbitos, principalmente de la pintura. Para ello recomiendo leer "Sobre la fotografía" de Susan Sontag, donde si bien no se detalla completamente una solución final, si se aportan pistas para que cada uno concluya el pensamiento de la forma que le parezca más acorde con su propia ética y entendimiento. Mi deseo es centrarme en la explicación básica de por qué es imposible inscribir a Weston (quien dice Weston, se refiere también a Siskind y en general a todos y cada uno de los fotógrafos profesionales o aficionados de nuestra querida Tierra) bajo el modernista término abstracción o cualquiera de sus derivados. A pesar de no ser partidario de asociar nombres concretos a movimientos artísticos, (que es otra discusión posiblemente más interesante que la aquí mentada) ,aunque sea ésta es la segunda vez que escribo sobre este tema, quiero inmiscuirme en esta problemática y señalar un argumento evidente a los ojos de cualquiera para demostrar así que no hay nada más alejado de la abstracción que la obra de un fotógrafo e intentar aclarar el por qué de este error.
En primer lugar, es necesario definir el término fotografía. La fotografía es una copia de la realidad, una reproducción sobre papel de objetos, personas, paisajes, etc, situados frente al objetivo de la cámara. De hecho, la fotografía es la más fiel reproducción de la realidad que a día de hoy se puede obtener. No entendiéndose como tal, las imágenes retocadas ni los fotomontajes, o lo que es lo mismo, solo admitiendo el concepto cartier-bressonianode fotografía.
La definición de abstracción ha sido esbozada unas líneas atrás, no siendo necesario recalcar nada más, por lo tanto ya debiera resulta evidente que es imposible asociar la idea de abstracción junto a la fotografía, siendo ambos términos ontológicamente opuestos, pues la fotografía tiene como único eje en el que sustentarse la realidad, mientras que la abstracción propone todo lo contrario.
El por qué de este error recae, a mi juicio, en la confusión a la hora de asociar unas características a ciertos movimientos determinados.
Las fotografías de Weston, sobre todo las más conocidas, sirvan de ejemplo las de su colección de frutas y verduras, las de dunas, los paisajes urbanos con tuberías y cables de teléfono y sus desnudos tienen como principales protagonistas las líneas, los volúmenes y las formas.

(No menciono la textura, la composición y la luz porque esas cualidades son (o deberían ser) atribuibles a cualquier buena fotografía, si bien es necesario explicar que en la obra de Weston, la luz a veces no sólo juega un papel fundamental para conseguir una iluminación perfecta de la imagen representada sino que también colabora en la formación de volúmenes y contrastes, contribuyendo así a la belleza que se le atribuye a la fotografía. Este efecto se puede apreciar sobre todo en las representaciones de dunas). Ellos son los que dominan la imagen de principio a fin, perdiendo importancia dentro del marco visual, el referente real representado en la fotografía, lo cual no quiere decir que no se encuentre en la imagen. El referente (pimientos, excusados, torsos desnudos,…) está presente en todo momento, nunca desaperece por mucho que otras características sean las que dominen la escena y sin su desaparición es imposible hablar de abstracción. Podremos adjudicarle numerosos adjetivos que sitúen la fotografía bajo varios movimientos artísticos, muchos, tantos que no podremos ni imaginarlos todos, pero siempre que estos se apoyen en (tomando prestado el término de la pintura) la figuración.

Los protagonistas de las fotografías de Weston, como cualquier lector interesado en el tema que haya llegado a esta línea sabrá, son los mismas que se suelen utilizar para hablar, comentar, criticar o defender las creaciones abstractas del siglo XX, los rombitos del Sr. Mondrian que diría Dalí,

y he aquí donde se produce la confusión.
Si bien, es cierto que en ambos campos coinciden las palabras y los términos utilizados para referirse a ellos, también se debe recordar el distinto origen del que proviene cada manifestación artística, una de la realidad y otra de la irrealidad, para, de esta manera, no acabar cayendo en el error de confundir términos y asociar erróneamente conceptos alejados años luz entre sí.
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