Con motivo de la festividad del 9 de Octubre mi mente se escandaliza ante la ofensa a la paz y al civismo que se realiza al festejar la expulsión del pueblo árabe varios siglos atrás. En dicho día, los valencianos, colectivo en el que no me incluyo (soy valenciano ya que por azar nací aquí, esto es lo único que me une a este lugar), celebran la masacre realizada en estas tierras para eliminar de ellas a los musulmanes que anteriormente las habían conquistado. Creo que la mayoría de las personas asistentes a los desfiles y que cantan orgullosos el himno de la comunidad no se han parado a recapacitar el motivo por el que se han reunido, y que por tanto no son conscientes de lo que realmente están festejando.
En el siglo XIII, el ejército cristiano encabezado por Jaume I o Jaime I de Aragón fue el protagonista de una gran masacre en la que los musulmanes fueron asesinados, esclavizados y erradicados de las tierras valencianas, como si en lugar de personas con ideas diferentes a las del ejército cristiano, fuesen una plaga invasora con la que era imposible convivir y de la que nada se podía aprender. Todas las acciones perpetradas por el ejército del “gran” Jaime I actualmente serían condenadas por cualquier tribunal moderno, ya que atentan contra los derechos humanos. Dicho ejército asesinó seres humanos por el mero hecho de tener una cultura diferente, porque su piel no es del mismo matiz que la de ellos o porque su religión no era la misma. No se si se han fijado pero esos valores son los mismos que los que sirvieron de base a la política antisemita que el mismísimo Adolph Hitler quiso imponer al mundo durante el siglo XX y que ahora a todos ( o casi todos, aunque parezca increíble todavía quedan adeptos al movimiento nacionalsocialista) nos parecen totalmente fuera de lugar. Que Hitler y su séquito quisieran eliminar al pueblo judío nos parece una aberración al sentido común y sin embargo, no se tiene ningún reparo al celebrar que miles de personas fueron asesinadas, debido a que sus rasgos físicos y sus costumbres no son como las de los occidentales. Quizás haya quien declare esos asesinatos como justificados, pues se debía recuperar la tierra ufanada años atrás; a todos ellos me gustaría recordarles una cita de Jean Luc Godard en Notre musique, película dirigida por él (cita que no es suya, pero que llegó hasta mi gracias a él): Matar a una persona para defender una ideología no es defender una ideología, es matar a una persona. Como bien puede entenderse, quitarle la vida a alguien no es algo de lo que se deba estar orgulloso, más bien todo lo contrario, deberíamos avergonzarnos profundamente por lo sucedido y tratar de que no se reproduzcan hechos como los anteriormente narrados.
En la actualidad, el pueblo árabe forma parte de nuestra sociedad y sin duda no se alegrarán al contemplar como los valencianos se jactan y se enorgullecen de haberlos asesinado años atrás. Imagínense que sentiríamos si dentro unos años se rindiera culto a los atentados acaecidos en Madrid o en Nueva York. Nos parecería un ataque al sentido común que alguien pueda tomar como motivo de una celebración la muerte de tantos seres humanos.
Como conclusión sólo añadiré que, aunque parezca una idea totalmente utópica, que espero que dichas celebraciones cesen de inmediato, ya que están totalmente fuera de lugar. Valencia quiere crecer como ciudad y convertirse en una urbe moderna, pero mientras siga teniendo como base una sociedad anclada en prejuicios propios de una cultura del siglo XIII, poco podremos avanzar o por lo menos no lo hará en la dirección correcta.
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