sábado, 1 de noviembre de 2008

John Sterfeld




Para empezar a entender esta fotografía de John Sterfeld debemos situarnos en el contexto de la triste historia que acompaña a tan magnífica instantánea. La fotografía como se puede apreciar, fue tomada enfrente del edificio del departamento de vivienda y desarrollo urbanístico de una ciudad cualquiera de los EEUU. Concretamente no puedo decir cual es, pero esta información no es necesaria para comprender lo abajo escrito.
Delante de este edificio, una mujer, madre de dos hijos, perdió la vida una fría noche de invierno. Como parece evidente, la desdichada mujer no tenía casa en la que pasar la noche, por lo que decidió recostarse en la parada de autobús, intentando resguardarse del mal tiempo. Resulta más que llamativo, que una persona pierda su vida delante de este imponente bloque de pisos porque no tiene un hogar en el que recogerse cuando llega el duro invierno estadounidense.

Ahora ya podemos examinar la foto detenidamente para descubrir más detalles interesantes.
Quiero dejar para el final la parte más interesante de la fotografía (para llevarnos un buen sabor de boca cuando acabemos de leer) por lo que primero nos fijaremos en como se reparte el espacio dentro del encuadre. Podemos notar la presencia de dos planos claramente diferenciados, el que engloba el edificio y uno delantero que incluye la parada de autobús, la papelera de la derecha y el árbol de la izquierda. Uniendo los planos podemos ver la carretera, que aporta cohesión entre los dos elementos principales de la fotografía. En el plano posterior podemos apreciar que el edificio es tan grande que no cabe en el encuadre, lo que le otorga fuerza y pesadez, da la impresión de no tener fin y que se levanta indefinidamente sobre nuestras cabezas. En el plano delantero, podemos ver en el centro una parada de autobús, una papelera a la izquierda de la misma y un árbol sin hojas a la derecha. Los componentes del espacio están situados de forma simétrica y se hallan en perfecto equilibrio.
Pero esta imagen no destaca por la organización espacial, sino por el ritmo, que es tremendamente regular, pesado, se podría decir que es hasta aburrido: la imagen está caracterizada por la ausencia total de movimiento, por la estaticidad más absoluta. Las diminutas y numerosas ventanas, todas cuadradas y estrictamente ordenadas, la parada de autobús en primer término, con su recta estructura, la papelera con forma de cubo regular a la derecha de la citada parada, las líneas blancas pintadas sobre el asfalto, el bordillo que separa la calzada de la acera,… todas las líneas, sin excepción, son horizontales o verticales y por los tanto ortogonales entre sí y remarcan claramente la regularidad que domina toda la imagen.

Esta frialdad y ausencia de vida, acentuada por detalles del párrafo anterior, es la que Sterfeld nos quiere hacer llegar mediante la fotografía; una persona se acerca al edificio que, presumiblemente, era el lugar en el que su problema debía ser solucionado y no solo no encuentra ayuda a su problema, sino que este lugar se convierte en testigo de su muerte, en un testigo impasible, carente de cualquier sentimiento de bondad o misericordia.

Parece clara la actitud crítica de la fotografía con la que Sternfeld nos muestra la cara más despiadada del ser humano, un ser humano que es capaz de construir edificios inmensos, carreteras, al que casi no le ha costado esfuerzo dominar el mundo, pero que no es capaz de tener un simple gesto de bondad con el que poder salvar una vida, que aunque muchos no lo crean tiene el mismo valor que la que pueda tener la del arquitecto que diseñó el bloque de pisos mostrado en la imagen, la del fotógrado que tomó la instantánea o la de cualquiera que se detenga unos segundos a contemplarla.

No hay comentarios: